viernes, 8 de agosto de 2008

Traducciones de lo bidimensional

En esta sesión expuse material visual sobre diferentes expresiones del dibujo, desde pictogramas prehistóricos hasta manifestaciones contemporáneas, con el fin de ilustrar la necesidad de representación que desde tiempos inmemorables ha tenido el hombre dentro de terrenos tan distintos como la religión, el arte, la ciencia y la tecnología.

En la sesión práctica realizamos un ejercicio de análisis de imágenes bidimensionales. Cada estudiante debía traer varias imágenes fotográficas fotocopiadas en blanco y negro, esto con el fin de crear altos contrastes y simplificar las formas al eliminar las gamas de color.

La primera imagen debían colocarla en un lado de la tabla y debajo medio pliego de papel. Debían analizar y observar la imagen e ingeniar algún método para dibujar la imagen ampliada en el nuevo formato. Aquí se enfrentan a un problema básico del dibujo, la escala de representación. Fue interesante ver las distintas formas de resolver el problema, algunos de manera instintiva y otros de maneras más técnicas (trazando cuadrículas o ejes).

Al final de este ejercicio analizamos algunos tópicos importantes para el dibujante: A que altura ubicar el formato en la tabla, cómo sostener el instrumento de dibujo, a que distancia del caballete se debe dibujar, cuál es la postura corporal para el dibujo.

La segunda imagen la utilizaron para calcar en un papel mantequilla las siluetas de las formas más oscuras que alcanzaban a ver a través del papel. Este dibujo lo pegaron en la tabla como referencia. En este caso el ejercicio era sobre observación y traducción. Primero debían ubicar un punto dentro del referente y un punto equivalente dentro del papel. Luego, sin quitar nunca la vista del referente debían empezar a dibujar las líneas sin mirar el papel donde dibujaban. En el momento en que se sintieran perdidos, debían volver a ubicar un punto en el dibujo de referencia y un nuevo punto en el papel.

En este ejercicio la velocidad de la mirada debe ser equivalente a la velocidad del trazo. Es un ejercicio de sensibilización que permite tomar control sobre el gesto de la mano. Este mismo ejercicio (obviando la parte de la fotocopia y el calco) debían realizarlo sobre objetos cotidianos en sus libretas.